Tras la Guerra Civil, los tranvías de Madrid necesitaban urgentemente recuperar su parque motor, muy deteriorado tras largos años de sobreexplotación y falta de mantenimiento, por lo que se recurrió a la industria italiana para adquirir los nuevos vehículos. No cabe duda que la afinidad entre los vencedores y el régimen fascista de Mussolini favoreció esta elección.
Tras la favorable experiencia obtenida con el primer coche de bogies de la Sociedad Madrileña de Tranvías, un Peter Witt de Milán que previamente se había ensayado en Bruselas, la operadora madrileña decidió adquirir coches de similares características, pero dotados de la tecnología más moderna del momento, según las patentes norteamericanas PCC. Con base en estas premisas, en 1941 se contrató con Fiat el suministro de 50 nuevos coches de bogies que, en su momento, fueron los más innovadores de toda Europa.
Los restantes tranvías construidos por FIAT, incluido un nuevo coche para reemplazar el 1010, fueron enviados a Madrid por vía marítima entre 1946 y 1948. Pronto, sus magníficas prestaciones los hicieron acreedores del favor del público, por lo que en 1949, la recién creada EMT decidió adquirir un nuevo lote de otros 50 tranvías, prácticamente idénticos a los anteriores, pero que serían construidos bajo licencia en España, 25 en los talleres de Material Móvil y Construcciones de Zaragoza, y los otros 25 en los de CAF en Beasain, donde también se fabricaría la totalidad de los bogies.
En 1956 la EMT todavía realizó un nuevo pedido de tranvías PCC, en este caso de 60 unidades construidas por Material Móvil y Construcciones de Zaragoza con bogies de la CAF de Beasain. Estos coches, los últimos tranvías adquiridos para Madrid, entraron en servicio entre 1957 y 1960..
Texto consultado. Historias del tren.
Fotografías:Blog Electrovia, Tranvías de Madrid. De J. Tartajo. Wikipedia,